domingo, 4 de octubre de 2009

Estos peques se quedan con todo…

Resulta que esta mañana he contado a mis peques la historia de Chencho, el piojo viajero, por eso de la higiene y la prevención de estos bichitos. Bueno, pues el cuento hablaba de una niña que se contagiaba porque Chencho – el piojillo – saltaba a su cabeza tras pasar un tiempo en la de un compañero, etc, etc…

El caso es que más tarde, después del recreo y del inglés, hemos realizado una página de nuestro peculiar “Libro de la Paz” en la que se veían un grupo de niños en corro y donde había que escribir: La paz es… escuchar a todos. Al terminar la actividad uno de mis peques viene y me enseña su trabajo terminado.

Al mirarlo veo que ha pintado a dos piojos encima de la cabeza de uno de los niños del cuento, con el caminito que supuestamente recorrería hacia otra cabeza, y otro caminito que se iba fuera de la página imaginando el caminito que seguiría Chencho cuando la mamá lo tratase con el champú correspondiente y se fuese de la cabeza. Me he partido de risa, parece mentira que asocien todo tantísimo. Le he dicho que no era momento de dibujar a Chencho, que era el libro de la paz, y le he dicho que lo borrase.

Pero cual es mi sorpresa cuando llego a casa, y corrigiendo los librillos, me encuentro que ahora ¡HAY DOS CHENCHOS EN LA CABEZA DEL NIÑO! ¡Claro! Como les he dicho que Chencho se echó novia y ésta puso huevitos – las liendres – ¡pues me ha dibujado a la parejita! Anda que… ¡este crío va para genio! (Curso 2008-9)

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